A la couronne d'or (II). Enseigne d'aubergiste. Paris
Anonyme
Derivada del término latino insigne que significa «señal», «distinción» y «decoración», la enseña colocada en la fachada de un establecimiento comercial tenía la función de señalizar su presencia. Asimismo, facilitaba la diferenciación en el espacio urbano, en una época en la que las direcciones todavía no se habían individualizado. Las enseñas se pintaban, esculpían, forjaban o esmaltaban, se realizaban en piedra, madera, plomo, hierro, lona, cerámica, etc. y presentaban las formas, los colores y los mensajes más variopintos.
Las obras de urbanismo llevadas a cabo durante el II Imperio transforman el centro de París y amenazan la conservación de estos testigos de la historia de los oficios y del comercio parisino. El Museo Carnavalet recopilaría un buen número de ellas. En julio de 1914, el Presidente de la República, Raymond Poincaré, inaugura una sala dedicada a las enseñas. Cerca de 150 enseñas cuelgan de las paredes, de los techos o se presentan en vitrinas. Para recrear el ambiente de una calle parisina, se incorporan placas de calles, grabados, chapas de pequeños oficios y farolas colgadas de soportes.